El fuerte aumento del número de tucuxis muertos este año frente al litoral del estado brasileño de Río de Janeiro agravó aún más la situación de esta especie de cetáceo, ya considerado amenazado de extinción. En los primeros diez meses de este año fueron hallados en la Bahía de Sepetiba, a unos 80 kilómetros del oeste de Río de Janeiro, 54 ejemplares muertos de esta especie de la familia de los delfines conocida en Brasil como boto-cinza (delfín gris), que habita la cuenca del Amazonas y diferentes estuarios a lo largo de la costa atlántica sudamericana.
La Bahía de Sepetiba es precisamente el local que concentra la mayor colonia de estos animales en todo Brasil. Para la bióloga Luiza Beirão, investigadora del Instituto Boto-Cinza y que lleva años estudiando su evolución, "el dato de este año es muy preocupante porque la mortandad media anual registrada desde 2005 era de unos 20 ejemplares".