Cada una de estas pastillas de color rosado contiene la dosis diaria precisa con los tres fármacos más eficaces para tratar el VIH. Por eso se llama Atripla. Es la revolución en el día a día de un seropositivo que empieza a tratarse o que no tiene resistencias. La simplificación del tratamiento a una sola toma al día facilita el cumplimiento del mismo y por tanto su efecto para controlar el virus que puede favorecer el sida.