Casi la mitad de las 6.000 lenguas que actualmente se hablan en el mundo están en peligro de extinción. Evitar que mueran es uno de los objetivos del Día Internacional de la Lengua Materna, que hoy se celebra. La Unesco proclamó esta jornada en 1999 y eligió la fecha del 21 de febrero en recuerdo de la muerte, en 1952, de cuatro estudiantes, tiroteados por la policía cuando reclamaban el reconocimiento de la lengua bengalí, en lo que hoy es Bangladesh.
El Día de la Lengua Materna pretende poner de relieve la importancia de la diversidad lingüística y promover el uso de los idiomas maternos. Cada 15 días desaparece una lengua en el mundo, lo que supone que en las próximas décadas cientos de lenguas minoritarias dejarán de existir. No habrá nadie que las hable. Por ello, este año, la Unesco trata de alentar a los estados para que apoyen la educación en las lenguas maternas. La idea es conseguir que los niños que aprenden a hablar en una lengua no tengan que renunciar a ella cuando llegan al colegio.