La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) guarda una colección centenaria de 1.500 especímenes de crustáceos, considerados los "buitres" del mar, asegura el biólogo Fernando Álvarez Noguera. "Cuando algo muere y va al fondo marino, una buena parte se descompone gracias a éstos; son los buitres acuáticos para reciclar materia orgánica", explicó este zoólogo de 56 años. El experto indicó que ejemplares microscópicos de esta especie están en la base de las principales cadenas tróficas marinas, como el plancton, un crustáceo que come algas y sirve de alimento a peces más grandes.
Álvarez trabaja en el Instituto de Biología con la Colección Nacional de Crustáceos, compuesta por unos 1.500 especímenes, algunos recolectados en el siglo XIX y heredados de oficinas antecesoras. En más de 30.000 frascos de vidrio se conservan desde ejemplares extraños como el cangrejo araña hasta los populares camarones, cangrejos, langostas y jaibas. En general, los crustáceos se distinguen por tener el cuerpo cubierto con un caparazón calcáreo y las patas articuladas.