La iglesia de Santa María Antigua, situada en el Foro de Roma, reabre sus puertas tras ocho años de labores de reparación, en la que arquitectos y restauradores han devuelto el esplendor a uno de los testimonios más extraordinarios de la cristiandad y el arte bizantino de la Edad Media. El templo conserva en sus paredes una serie de frescos pintados desde el siglo VI al VIII después de Cristo, que representan en su conjunto una muestra única del arte bizantino, dado que la gran mayoría del patrimonio pictórico de la época quedó destruido por la furia de la iconoclasia, aseguró a Efe el restaurador alemán Warner Matthias Schmid.