Hace un año se producía una erupción volcánica submarina frente a la costa sur de la isla de El Hierro, a cinco kilómetros de La Restinga, precedida de miles de sismos. La erupción del volcán submarino, que los científicos denominaron 1803-02, originó manchas en el agua, un fuerte olor a azufre, y obligó a desalojar a los habitantes de La Restinga o La Frontera. Se desplegaron la Unidad Militar de Emergencia y dos buques científicos, se fijó una zona de protección y se prohibió el vuelo de aeronaves y la navegación, pesca y buceo. Ello provocó grandes pérdidas en el sector turístico que el Gobierno palió con préstamos o la visita de los príncipes.