Hace diez años Nathan Copeland perdió la sensibilidad en sus manos tras lesionarse la médula en un accidente, pero ahora ha recuperado el sentido del tacto gracias a un brazo robótico y un implante cerebral. Investigadores estadounidenses han logrado por primera vez este avance con una tecnología de microestimulación de la corteza sensorial del cerebro.
Con los ojos vendados, Nathan acierta los dedos que toca un científico en la mano robótica (índice, corazón, anular y meñique: index, middle, ring y pinky, en inglés).