Desde que los hermanos Wright construyeron en 1903 el Flyer I, los ingenieros se han esforzado en desarrollar máquinas voladoras que imiten la eficacia de las alas de los pájaros. Los expertos se han encontrado con varias limitaciones, como el uso de paneles rígidos para simular las plumas y el desconocimiento de la mecánica esquelética y muscular que hace volar a las aves.
Ahora, dos estudios, publicados en Science Robotics y Science, han medido la cinemática de la flexión y extensión de las alas en cadáveres de palomas comunes. Los equipos, liderados por la Universidad de Stanford (EE UU), aplicaron sus hallazgos a un robot con alas hechas de 40 plumas, al que han llamado PigeonBot.
Las plumas de las palomas fueron conectadas a muñecas y dedos artificiales a través de ligamentos elásticos sintéticos. Tras estudiar las alas en un túnel de viento, determinaron que la acción de las muñecas y los dedos proporcionaba un control fino sobre la colocación de las plumas.
En los test de vuelo con el PigeonBot vieron que el movimiento asimétrico de la muñeca y los dedos iniciaban maniobras de giro estables en ángulos agudos. Los estudios también indican que las aves usan principalmente sus dedos para dirigir el vuelo de una manera muy controlada.
Además, los investigadores estudiaron las interacciones entre las plumas individuales de las aves y encontraron que están unidas por una especie de velcro direccional que ayuda a la coordinación de las plumas durante la flexión y extensión. Estos hallazgos podrán aplicarse en aeronáutica, moda y biomedicina.