Los machos de avutarda común no necesitan defender territorios con recursos para atraer a las hembras, como la mayoría de las aves, sino que las 'seducen' por su edad y su peso. Lo crucial para los machos es alcanzar la máxima visibilidad, según un estudio de investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales.
La evolución humana le debe mucho al momento en que las mujeres empezaron a escoger compañero, según un trabajo de la Universidad de Tennessee (EE UU). De acuerdo con sus conclusiones, este fue un factor decisivo en el paso de la promiscuidad a la formación de pareja, que ayudó a la especie centrarse en la supervivencia de la descendencia.
La población de gacelas dorcas reintroducida en Senegal se duplica en dos años
Los guerreros más belicosos tienen menos éxito reproductivo