En la imagen, Eva García Vázquez en uno de los laboratorios del Departamento de Biología Funcional de la Universidad de Oviedo. Foto: FICYT.
La revista Science publicó la semana pasada un artículo en el que la nanotecnología, una ciencia que nació con diminutos circuitos eléctricos y materiales, se relaciona con el ADN. Preguntamos al profesor Eritja por esta conexión y el trabajo genético en la nanotecnología.
Un grupo de investigación del Departamento de Química Analítica y Análisis Instrumental de la Universidad Autónoma de Madrid ha trabajado en el desarrollo de un método basado en el empleo de un compuesto derivado de rutenio (Ru) y nanopartículas de oro para la detección de secuencias de ADN determinadas y la presencia de desapareamientos en dichas secuencias.
El grupo de investigación dirigido por Félix Zamora, del Departamento de Química Inorgánica de la Universidad Autónoma de Madrid, en colaboración con el grupo de Julio Gómez del Departamento de Física de la Materia Condensada, pretende organizar polímeros inorgánicos conductores en superficies, con el fin de preparar nanocircutos basados en estas moléculas. En un trabajo publicado por este grupo, se han aislado y caracterizado morfológica y espectroscópicamente en superficie estas moléculas confirmando que mantienen su integridad estructural respecto al material de partida después de procesarlas.
Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han descubierto que la proteína ADN ligasa de Ferroplasma acidiphilum, un microorganismo primitivo capaz de sobrevivir en ácido sulfúrico, protege a las células frente a los factores que causan daños en el ADN y logra prevenir la muerte celular. Los autores del estudio, que aparece publicado en el último número de la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU, sugieren que esta proteína podría convertirse en un modelo para el estudio y tratamiento de las patologías donde los daños en el genoma cumplen un papel fundamental, entre ellos el cáncer.
Un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha aprovechado recientes avances en nanotecnología para sentar las bases de un nuevo sensor de ADN ultrasensible que, en un futuro, podría utilizarse en el diagnóstico precoz de enfermedades que, como el cáncer, precisan de una detección rápida para maximizar las posibilidades de éxito en el tratamiento.
Investigadores del Centro Médico de la Universidad de Leiden (LUMC, con sede en Holanda) han sido los primeros en determinar la secuencia de ADN de una mujer, que se ha convertido, además, en el primer ciudadano europeo cuya secuencia se ha determinado. Los investigadores anunciaron su descubrimiento durante una conferencia en la 'Bessensap', una reunión entre científicos y la prensa que se celebra anualmente en Holanda.