Los cuestionamientos humanos no tienen límite, y el conocimiento científico tampoco. Entre los miles de artículos científicos que se publican cada semana se esconden pequeños diamantes sin pulir, que hacen que la ciencia sea más divertida. Desde hace tres años, el periodista científico francés Pierre Barthélémy rescata cada semana en Le Monde algunos de estos trabajos que nos dan la risa, recogidos ahora en el recién publicado libro Crónicas de ciencia improbable.