El dióxido de carbono del que tanto se habla por el cambio climático no es el único gas de efecto invernadero que afecta al clima. El metano (CH4) es, después del CO2, el más abundante de la Tierra; sin embargo, es casi 30 veces más potente que este a la hora de atrapar calor en la atmósfera en un periodo de 100 años. El aumento de sus concentraciones en los últimos años y el hallazgo de nuevas fuentes de metano en el océano Ártico vuelven a ponerlo en el punto de mira.
Investigadores de la Universidad de Huelva y de la Universidad de Valencia, con la colaboración de científicos franceses, han logrado convertir el metano en otro producto, el propionato de etilo, en condiciones relativamente normales. El avance supone un punto de partida en el empleo del metano como materia prima para la industria química.