Gracias a este test no invasivo es posible adelantarse al fallo renal, un problema que sufren más del 50% de los trasplantados y que antes sólo podía detectarse mediante biopsia. Lo novedoso de la técnica, desarrollada en el Hospital Clínic de Barcelona, es que se puede obtener información precisa sobre los mecanismos que inducen a la disfunción crónica del riñón. Estos datos pueden ser útiles en el tratamiento y la prevención de la pérdida del órgano una vez trasplantado.