La revista Nature Communications publica esta semana un estudio que demuestra por primera vez la implicación del gen HGAL, asociado a los dos linfomas más comunes, en la hiperplasia linfoide, un incremento en el número de linfocitos que ayuda a los ganglios linfáticos a impedir la diseminación de bacterias, virus u otros gérmenes a través del cuerpo.