Un vaso que representa una lucha uno contra uno, otro con la figura de dos ciervos frente al árbol de la vida y un tercero que encarna una gran batalla simbólica dan a conocer la mitología de los últimos oligarcas íberos que se enfrentaron a la romanización en la Península. Las piezas se hallaron en el yacimiento de Libisosa (Albacete), el mejor conservado del periodo ibérico final en España.
La oligarquía ibérica hacía uso de imágenes pintadas en cerámica para autoafirmar su categoría aristocrática y como forma de integración en el nuevo orden romano o auto romanización que empezaba a imperar en España.