A los doce meses los humanos ya han desarrollado una capacidad de raciocinio que se fundamenta en el razonamiento puro, al margen de la experiencia previa. Así se demuestra en un trabajo coordinado por Luca Bonatti, investigador de la Universidad Pompeu Fabra, basado en experimentos con niños en edad preverbal. Ante una serie de objetos en movimiento, los bebés elaboraron expectativas concretas sobre su evolución.