El grafeno presenta extraordinarias propiedades mecánicas y electrónicas, pero no magnéticas. Esta carencia se puede resolver con la ayuda del más ligero de los elementos: el hidrógeno, que al contactar con el grafeno le transfiere su momento magnético. Lo ha demostrado un equipo de científicos europeos coordinados por el físico Iván Brihuega desde la Universidad Autónoma de Madrid.
El grafeno protagoniza la mayor iniciativa europea de investigación hasta la fecha, la Graphene Flagship, pero dentro de este megaproyecto se promocionan también los estudios de otros materiales bidimensionales, como los llamados TMD. Sus interesantes propiedades se pueden aplicar en electrónica, espintrónica y un tercer campo: la ‘valletrónica’, según explica en esta entrevista el físico Lucian Covaci de la Universidad de Amberes.
Los dos principales escollos de los robots que imitan al cuerpo humano son su control y la dificultad para fabricarlos de manera rentable. Investigadores del proyecto europeo MoCoTi han diseñado el prototipo de un androide que aprende cómo activar sus propios miembros y que se puede replicar fácilmente. El dispositivo, formado por un cerebelo artificial que controla a un brazo robótico dirigido por tendones, podría ser el primer paso de la robótica humanoide de bajo coste.
En el futuro, las excepcionales propiedades del grafeno harán más ligeros los asientos de los automóviles y las protecciones para las antenas de las aeronaves, lo que reducirá el consumo de carburante. Son solo dos ejemplos de las aplicaciones de este revolucionario material presentadas durante la última semana de septiembre en Atenas, donde empresas y centros de investigación han mostrado sus últimos resultados para producirlo a escala industrial.