Las últimas semanas han sido una locura para los biólogos especialistas en mosquitos, como yo. Nunca antes habíamos recibido tantas peticiones para que nos pronunciásemos sobre qué puede suponer para la salud mundial una enfermedad transmitida por mosquitos, el virus Zika. Con toda esta cobertura informativa, resulta sorprendente que ninguno de los candidatos a la presidencia de EE UU se haya aprovechado (todavía) de la repercusión mediática relacionada con el zika. Pero, ¿representa en realidad el zika esa gran amenaza para nosotros y nuestros hijos?
El virus del zika es una emergencia internacional de salud pública y el mosquito que lo transporta coloniza cada vez más territorios. Este pequeño viajero, que tiene sus mejores aliados en los desplazamientos humanos y el cambio climático, lleva siglos especializándose en picar a nuestra especie. Brasil ha puesto en marcha al ejército contra él. Los científicos buscan soluciones más sofisticadas, como liberar ejemplares estériles, infectarlos con bacterias o manipularlos genéticamente.
Ante la emergencia sanitaria que ha generado la expansión del zika, un sector de la comunidad científica mira hacia el vector que la transmite: el mosquito Aedes aegypti. Los expertos proponen controlar a las hembras, responsables de las picaduras, con la herramienta de edición del genoma CRISPR-Cas9. Estas tijeras moleculares permitirían reasignarles el sexo para convertirlas en inofensivos machos.