El crecimiento y el envejecimiento de la población humana han disparado el consumo de medicamentos, y los animales sufren sus efectos. Estudios recientes prueban cómo los residuos de nuestra botica hacen estragos en la vida silvestre. Buitres deprimidos por antiinflamatorios y que mueren en cuestión de horas, estorninos consumidores de Prozac que dejan de comer, y peces feminizados por la píldora anticonceptiva son algunos ejemplos.
Los efectos secundarios del consumo de marihuana, como la pérdida de memoria, pueden evitarse con el consumo de los antiinflamatorios más comunes. Así lo indica un estudio, realizado en ratones, que revela que estos fármacos impiden el desarrollo de las alteraciones neuronales provocadas por la exposición continuada al cannabis.
El consumo de alcohol, el ejercicio físico y la ingesta de antiinflamatorios no esteroideos favorecen la aparición de reacciones alérgicas alimentarias. Según un estudio del Hospital Universitari de la Vall d’Hebron, publicado en la revista Allergy, estos factores aumentan el número de reacciones anafilácticas un 67,5% de media.