La Política Agraria Común entra en conflicto con la estrategia de la Unión Europea para conservar la biodiversidad. Así lo demuestran científicos del Museo Nacional de Ciencias Naturales que han realizado un seguimiento de las aves agrícolas amenazadas y confirman que estas sufren también declives a pesar de estar en zonas protegidas de la Red Natura 2000. Los autores proponen implementar a largo plazo prácticas agrícolas sostenibles más allá de las subvencionadas por las políticas agrarias europeas.
Hace 125 millones de años, el yacimiento de Las Hoyas en Cuenca fue testigo de la eclosión de un huevo del que salió un polluelo que murió al poco tiempo. Sus restos, que han quedado prácticamente completos, ha permitido a un equipo de investigación estudiar a una de las aves fósiles más pequeñas que se conocen: medía dos centímetros y pesaba tan solo 10 gramos. Su corta vida ha dado la oportunidad de analizar la estructura ósea y el desarrollo de las crías de pájaro que vivieron durante este periodo.
El estudio aerodinámico de Concornis lacustris y Eoalulavis hoyasi, dos pequeños pájaros del yacimiento de Las Hoyas (Cuenca), indica que pudieron usar hace 126 millones de años un vuelo ondulado ‘a saltos’, típico de muchas especies modernas. Este hallazgo evidencia que las aves desarrollaron estrategias para mejorar su eficiencia de vuelo en una fase muy temprana de su evolución.
¿Cómo influyen las señales de reproductores sobre otros animales a la hora de evaluar y elegir cual es el mejor sitio para reproducirse? En el caso de los cernícalos comunes, eligen el lugar donde reproducirse guiados por señales sexuales como el color del plumaje del obispillo –parte superior de la cola– de las hembras residentes, según un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Universidad de Extremadura, en colaboración con la Universidad de Toulouse (Francia).
El 2 de febrero es el Día de la Marmota. Como cada año, estos roedores saldrán hoy de sus madrigueras en EE UU y Canadá y, según la creencia popular, determinarán cuánto durará aún el invierno. Aunque este método no posee ninguna validez científica, ciertos pájaros, anfibios, insectos y peces sí tienen su peculiar modo de percibir los cambios de tiempo en su propio beneficio minutos u horas antes.
Las aves marinas excretan cada año 510.000 toneladas de nitrógeno y 99.000 de fósforo, dos elementos indispensables para la fertilización natural de los suelos. Las cantidades son semejantes a las que aportan todos los ríos del mundo y comparables a las que producen las actividades pesqueras. Así lo constata un estudio internacional liderado por la Universidad de Santiago de Compostela en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas.
Si un tren de alta velocidad circula a 300 km/h por zonas poco urbanizadas, es posible que algunos animales se vean sorprendidos a su paso. Es el caso de las aves como urracas, palomas, cornejas o ratoneros, cuya mortalidad por atropello no se había analizado ni cuantificado científicamente hasta el momento. Un estudio ha permitido ahora obtener las primeras estimaciones.
Las aves producen coloraciones amarillas y rojas a partir de alimentos ricos en pigmentos carotenoides. Un equipo de científicos ha logrado identificar una coenzima, responsable de oxidar los carotenoides amarillos en rojos, en ejemplares de diamantes mandarines. Según el trabajo, estas coloraciones podrían ser una prueba de la calidad de un animal ya que, el hecho de que sean capaces de producirlas es sinónimo de que tienen un metabolismo bien ajustado que les permite la transformación de los pigmentos.
Entre 0,4 y 2,1 millones de aves silvestres mueren por prácticas ilegales cada año en el norte y centro de Europa, y en la región del Cáucaso, según un nuevo informe que completa la panorámica de la mortandad en esta zona. En la región mediterránea la cifra asciende a 25 millones de pájaros cada año, y en España mueren entre 103.000 y 405.000 individuos.
Las aves presentan los colores más llamativos del mundo animal. Muchos pájaros los obtienen a través de los alimentos, pero no es el caso de los loros. Un equipo de científicos se ha centrado en los periquitos, protagonistas de #Cienciaalobestia, para demostrar que la mutación de un solo gen es responsable de que unos ejemplares tengan plumas amarillas, verdes o azules.