En Neurociencia y Psicología se ha constatado desde hace varias décadas que, bajo ciertas condiciones, se puede ser "asombrosamente incapaz" de detectar grandes cambios en nuestro entorno. Recientemente, investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad de Santiago de Compostela, demostraron que esta “ceguera al cambio” tiene lugar en nuestra actividad cerebral incluso antes de que se produzca el propio cambio.