Una buena estrategia para contribuir a la mejora de los alimentos es la de incrementar su calidad nutricional sin alterar las características sensoriales. A partir de estas premisas, un equipo de investigadores del IRTA ha estudiado la variación de la composición de la grasa en productos cárnicos integrados en nuestros hábitos alimentarios, mediante la modificación de la dieta de los animales.