Coxiella burnetii provoca abortos en animales silvestres y domésticos, y puede afectar a los humanos como agente causante de la fiebre Q. Ante la posibilidad de que la transmisión entre animales se extienda, investigadores españoles han documentado los primeros casos de la bacteria en tres poblaciones de ciervo ibérico silvestre. Los resultados demuestran que la presencia es aún baja, pero son necesarios más estudios para analizar la dinámica de la enfermedad.
Investigadores del Centro de Investigación en Biociencias (Parque Tecnológico de Bizkaia), en colaboración con la Universidad de Kentucky (EE UU), han descubierto una nueva vía para controlar la estabilidad de ciertos tipos de priones (los agentes patógenos responsables de las encefalopatías espongiformes transmisibles) mediante la selección de determinadas proteínas. La investigación abre una nueva posibilidad para controlar la enfermedad priónica en ciervos, que se ha convertido en una epidemia en EE UU y Canadá.
Una investigadora española ha analizado las preferencias de los lobos del noroeste de la Península Ibérica para demostrar que, en realidad, sus presas favoritas son los corzos, ciervos y jabalíes, antes que los rumiantes domésticos (ovejas, cabras, vacas y caballos).
Los investigadores practican un test de tuberculosis a un ciervo.
Una alta proporción de fauna silvestre está infectada de tuberculosis bovina en Doñana (y II)
Un equipo de investigación ha cuestionado la hipótesis biológica tradicional sobre el estadio ancestral alimenticio de los primeros ciervos (Cervidae). Tras analizar el desgaste dental y la morfología funcional de los dientes de esta especie extinguida hace 16 millones de años, el estudio plantea la nueva hipótesis de que ciervos y bóvidos estaban capacitados para una alimentación mixta, lo que les permitió adaptarse a los cambios ambientales que acaecieron durante el Mioceno.
Los ciervos primitivos tenían una dieta mixta