Una investigadora española ha analizado las preferencias de los lobos del noroeste de la Península Ibérica para demostrar que, en realidad, sus presas favoritas son los corzos, ciervos y jabalíes, antes que los rumiantes domésticos (ovejas, cabras, vacas y caballos).
Los lobos (Canis lupus) han sido perseguidos durante siglos por los humanos por su supuesta “adicción” al ganado. Sin embargo, el estudio de Isabel Barja, única autora e investigadora en la Universidad Autónoma de Madrid, demuestra que en el Macizo Central Ourensano (Galicia) los lobos prefieren los ungulados salvajes al ganado a pesar de estar disponible en el área de estudio.
La investigadora, que identificó el tipo de alimento de los lobos a través de sus heces, confirma que “en el 87,1% de los casos aparecían restos de ungulados salvajes, mientras que sólo en el 11,3% eran domésticos, y en menor medida se encontraron restos de animales carnívoros como tejones, perros, gatos y conejos”, subraya a SINC Barja.
El estudio, que se ha publicado recientemente en Wildlife Biology, recoge que los corzos son la presa principal, consumida en todas las estaciones del año y en especial durante el verano (52%) y la primavera (26,2%). El análisis de 593 excrementos de lobo, recogidos entre mayo de 1998 y octubre de 2002, reveló que el 62,8% de las presas fueron corzos (Capreolus capreolus), el 12,6% ciervos (Cervus elaphus) y el 10% jabalíes (Sus scrofa). El consumo de ovejas y cabras domésticas sólo representó el 7,7% y el 2,9% respectivamente.
La presencia de restos de ganado en los excrementos de los lobos se justifica por su actividad carroñera en el área estudiada. “Además, durante la realización del estudio no se denunciaron ataques a la cabaña ganadera”, manifiesta la bióloga.
Uno de los aspectos más importantes que se desprende del análisis de la dieta de los lobos es que el consumo de ungulados salvajes y domésticos no depende de su disponibilidad, es decir de la abundancia de las especies presas. El lobo prefiere los corzos, ciervos y jabalíes antes que el ganado, “a pesar de encontrarse ambos tipos de alimento en altas densidades”, añade Barja.
Los resultados del estudio confirman que los lobos no se alimentan de las presas más fáciles de capturar, como son los ungulados domésticos, sino que prefieren consumir animales salvajes. Por tanto, el lobo no podría catalogarse como una especie oportunista en el área de estudio.
“En áreas con baja densidad y diversidad de ungulados silvestres donde los lobos se alimentan de animales domésticos, el refuerzo del número de presas silvestres, la vigilancia del ganado y la limitación de acceso a la carroña podrían forzar a los lobos a especializarse en el consumo de presas silvestres y transmitir este comportamiento a sus crías. Sin duda, esto ayudaría a minimizar los conflictos entre humanos y lobos, y apoyaría la conservación del cánido”, concluye la investigadora.
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Referencia bibliográfica:
Barja, Isabel. “Prey and prey-age preference by the Iberian wolf Canis lupus signatus in a multiple-prey ecosystem” Wildlife Biology 15(2): 147-154, junio de 2009.
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