Las concentraciones de este potente gas de efecto invernadero se han elevado a una velocidad récord en los últimos cinco años. Al menos dos tercios de sus emisiones a la atmósfera proceden ahora de actividades humanas, como el uso de combustibles fósiles, la ganadería y los vertederos.
Un estudio internacional ha demostrado que la lluvia fue un factor clave que favoreció el asentamiento de nuestra especie en nuevos territorios. En el trabajo, liderado por científicos Chinos, ha participado el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos.
Un informe de síntesis en el que han participado más de 90 expertos advierte que la quema de combustibles fósiles ha provocado un aumento de 1,1 ºC por encima de los niveles preindustriales. Para limitar el calentamiento a 1,5 °C, es preciso lograr reducciones contundentes y rápidas de las emisiones de gases de efecto invernadero en todos los sectores.
Solo en 2020 se detectaron en el Ártico siberiano 423 incendios, que quemaron unos tres millones de hectáreas. Esto provocó la emisión de 256 millones de toneladas de CO2, una cantidad similar a todo lo emitido en España durante un año, según un estudio liderado por investigadores españoles.
En unas tres cuartas partes de la Amazonia, la capacidad de recuperación de los bosques ante las perturbaciones ha disminuido desde principios de la década de 2000, lo que los científicos consideran una señal de alarma.
El llamado efecto invernadero, responsable del sobrecalentamiento de la atmósfera de la Tierra por el atrapamiento de la radiación térmica emitida por el planeta, también se produce en las regiones centrales de las llamadas galaxias luminosas oscurecidas, donde alcanza escalas de tamaños de entre 30 y 150 años luz. Esta es la conclusión de un estudio que ha realizado cálculos precisos gracias a un algoritmo.
Una investigación de la Universidad Politécnica de Madrid indica que el impacto de la ciudad de Madrid en el cambio climático es mucho mayor del que se registra a través de su inventario de emisiones de gases de efecto invernadero. Así lo indican los resultados obtenidos de la aplicación de una nueva metodología de cómputo, en la que se integra también el consumo.
Un grupo de la Universidad del País Vasco ha detectado evidencias de emisiones de tetracloruro de carbono en Parque Natural de Valderejo (Álava) y en Bilbao, a pesar de las restricciones fijadas por el Protocolo de Montreal. Esta sustancia, que deteriora la capa de ozono y es una de las causantes del efecto invernadero, puede ser cancerígena para humanos.
Un proyecto europeo, en el que participa el Centro de Investigación en Agrigenómica, está evaluando un sistema alternativo de producción de arroz. La práctica consiste en inundar los campos de dos a cinco centímetros de agua, dejarlos secar hasta que el suelo llegue al límite de humedad necesaria e inundarlos de nuevo. El nuevo método puede reducir entre un 15% y un 30% el consumo de agua y hasta un 48% de emisión de metano, sin disminuir la producción.
Científicos españoles han evidenciado que el metano desaparece en entornos subterráneos con un elevado grado de humedad ambiental. La investigación, liderada por el Museo Nacional de Ciencias Naturales, tomó muestras en 10 cavidades de la península ibérica. Los resultados obtenidos podrían ayudar a desarrollar un método eficaz para reducir el volumen de metano atmosférico.