Cuando el propio organismo no es capaz de regenerar los defectos óseos que sufre, suele ser de gran ayuda colocar estructuras compatibles y biodegradables que sirvan como andamios temporales en el tejido dañado. El grupo NanoBioCel de la Universidad del País Vasco ha liderado el desarrollo de uno de estos sistemas, que además de soporte físico, ofrece la oportunidad de liberar factores de crecimiento imitando la forma en la que lo hace el cuerpo.