El aumento de temperatura que está experimentando el planeta se ha repartido de forma desigual a lo largo del último siglo. En concreto, las temperaturas mínimas nocturnas han crecido 1,4 veces más que las temperaturas máximas diurnas. Este fenómeno ha provocado la alteración de los flujos de carbono y del crecimiento vegetal en el hemisferio norte, según revela una investigación internacional en la que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y que se publica hoy en la revista Nature.