Las extraordinarias propiedades mecánicas y electrónicas del grafeno dotan a este material de carbono de unas características adecuadas para multitud de aplicaciones, que se pueden ampliar todavía más introduciendo otro tipo de átomos en su superficie. Pero surge un problema: la baja reactividad del grafeno. Una de las soluciones es fabricar derivados de este material a partir del fluorografeno, que con nuevos solventes y técnicas para eliminar o sustituir los átomos de fluor, permite producir grafeno con nuevas funcionalidades.