Un barco se aproxima al hielo del Golfo de San Lorenzo (Canadá) donde habitan las focas arpa. Una cría es divisada desde la nave y un cazador le dispara. Pasan los minutos y el animal resiste, pero sólo hasta que otro hombre la despelleja con su gancho. Ésta es una de las imágenes de la matanza de focas de 2009. Su piel, como la de otras 299.000 focas, será vendida por 15 dólares canadienses. Hoy la Unión Europea ha vetado en una decisión histórica el comercio de productos derivados de estos animales. Pero Canadá sigue permitiendo esta criticada práctica.