Un nuevo estudio, respaldado por la Fundación para la Investigación y la Prevención del Sida en España (FIPSE), muestra que la ocupación laboral influye directamente en una mejor calidad de vida y facilita el bienestar psicológico, la inserción social y la autonomía económica de las personas con VIH. Sin embargo, el temor al rechazo y la interferencia de la salud en el desarrollo profesional frenan el deseo de volver al trabajo.