Los números ya no son inflexibles: las matemáticas han expandido sus fronteras, y ya no se colapsan por las imprecisiones, verdades a medias e imprevistos de la vida real. Y el responsable es el soft computing, un conjunto de técnicas matemáticas no convencionales. En el Centro Europeo de Soft Computing, que tiene su sede en Mieres, más de veinte investigadores trabajan para desarrollar estas técnicas y aplicarlas a problemas reales complejos.