La ilusión por el sorteo más esperado del año contrasta con la realidad matemática: las probabilidades de obtener un premio son mucho menores de lo que se suele creer. Incluso contando el reintegro, la cifra apenas supera el 14 %, lejos del optimismo que rodea a la tradición.
La vida es un milagro estadístico. Mientras que las probabilidades de ganar el gordo en el sorteo del 22 de diciembre son de una entre cien mil, el simple hecho de estar vivos supera con creces esa cifra. Esta reflexión nos invita a valorar la extraordinaria suerte de nuestra existencia.