Siete instituciones científicas europeas, coordinadas por el Instituto de Astrofísica de Andalucía, desarrollarán técnicas de análisis para explotar la misión Mars Express y la futura ExoMars durante tres años. En este proyecto, denominado UPWARDS y financiado por la Comisión Europea con más de dos millones de euros, los investigadores abordarán cuestiones aún no resueltas como el ciclo del agua en Marte, el origen del gas metano de su atmósfera o la variabilidad de las tormentas de polvo, entre otras.
El metano de la atmósfera terrestre se debe a procesos biológicos, pero desde su hallazgo en 2004 en Marte, el estudio de este gas se ha convertido en un objetivo científico prioritario. El Instituto de Astrofísica de Andalucía y otros centros internacionales han diseñado el instrumento NOMAD, que volará dentro de ocho meses hacia el planeta rojo a bordo de la misión ExoMars de la Agencia Espacial Europea.
La exposición a la radiación espacial aumenta el riesgo de deterioro cognitivo en los futuros tripulantes de las misiones a Marte. Así lo sugiere un estudio con ratas de laboratorio, a las que se ha irradiado haces de partículas cargadas como las de los rayos cósmicos galácticos. El resultado, unos animales más torpes y confusos.
El instrumento REMS, cuyos datos han servido para sugerir la presencia de salmueras líquidas en Marte, se sitúa en el mástil del rover Curiosity. / NASA/JPL-Caltech/MSSS
Como si fuera un corresponsal en otro planeta, Curiosity sigue enviando información detallada de las características de Marte. Un estudio dirigido por el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, que cuenta con la participación de la Universidad Complutense de Madrid –a través del Instituto de Geociencias–, revela que en la superficie del cráter Gale existen rastros de agua líquida salada, como consecuencia de un posible intercambio hídrico entre la atmósfera y el suelo. Estas sales, percloratos de calcio, se formarían durante la noche marciana y se evaporarían al amanecer. Jesús Martínez-Frías, investigador del IGEO y coautor del estudio, analiza las repercusiones del hallazgo, publicado en Nature Geoscience.
En las noches de invierno marciano, bajo el frío y seco terreno que recorre el vehículo Curiosity, se puede estar formando agua líquida muy salobre por el efecto de los percloratos, una sales que disminuyen su punto de congelación e impiden que se congele. Así se desprende de los datos tomados por el instrumento español REMS, ya que el rover no tiene otros dispositivos que puedan detectar esa salmuera líquida directamente.
El rover Curiosity en el punto de perforación John Klein, donde se tomaron algunas muestras. / NASA
El rover Curiosity de la NASA ha detectado por primera vez compuestos de nitrógeno en la superficie marciana. Este elemento, esencial para la vida en la Tierra, ha aparecido en forma de óxido nítrico, una fuente de nitrogeno bioquímicamente accesible y esencial para la habitabilidad del planeta rojo.
El planeta Marte albergó un primitivo océano que, aunque no era muy profundo, cubrió un 19% de la superficie del planeta rojo, una extensión ligeramente superior a la del océano Atlántico en la Tierra. Además, con sus más de 20 millones de km3, contenía más agua que el océano Ártico en nuestro planeta. Así lo sugiere un estudio internacional tras analizar la atmósfera y las propiedades del agua marcianas con telescopios terrestres.