Un equipo de investigadores de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ha analizado la concentración de metales y metaloides en el suelo de diversos emplazamientos de su comunidad autónoma, así como la presencia de estos compuestos en tomates cultivados en esos emplazamientos. Los resultados confirman que su cantidad no llega a la concentración máxima permitida.