Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han diseñado un dispositivo portátil y autónomo para captar partículas del aire. El prototipo es capaz de recolectar y analizar la biodiversidad bacteriana, vírica y fúngica del aire, así como el polen, en diferentes zonas urbanas y estaciones del año.
Bacterias y hongos del suelo aportan fertilidad y actúan como sumideros de CO2. Para entender cómo un aumento de los microbios mejora la capacidad de los ecosistemas, un equipo, liderado por la Universidad Rey Juan Carlos, ha evaluado por primera vez los efectos de las comunidades de microorganismos en las funciones y servicios que realizan los ecosistemas terrestres. Lo resultados indican que cualquier pérdida de diversidad microbiana a consecuencia del cambio global tendrá una repercusión negativa en la provisión de estos servicios.
Tras más de dos décadas de estudios sobre la biodiversidad microbiana de ambientes hipersalinos, un equipo de científicos de la Universidad de Sevilla ha descubierto multitud de nuevas especies y ha determinado qué organismos viven en salinas y lagunas salinas. Gracias a una técnica que obtiene el ADN de los microorganismos, los investigadores han podido determinar qué tipo de grupos microbianos viven en estos ambientes, donde a medida que aumenta la salinidad, disminuye la biodiversidad.
A dos metros bajo tierra en el desierto de Atacama existe un “oasis” de microorganismos. Investigadores del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC) y de la Universidad Católica del Norte, en Chile, lo han encontrado en sustratos hipersalinos gracias a SOLID, un detector de signos de vida que se podría utilizar en ambientes parecidos del subsuelo de Marte.
Recreación de naves terrestres en Marte.
Investigadores del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS), dirigidos por José Julio Ortega, están realizando un estudio prospectivo para definir mecanismos biológicos que favorezcan degradación de contaminantes que presentan problemas de biodisponibilidad. En concreto, estos científicos están analizando el uso microbios y plantas para favorecer y acelerar la biodegradación de los Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos, principal contaminante de los suelos en polos industriales y refinerías.
Dieciocho grupos de investigación europeos se dan cita en la Universitat de València para iniciar el proyecto TARPOL, un esfuerzo concertado de atacar la contaminación ambiental con microbios diseñados a la carta.
El fondo del mar rebosa de vida microbiana