La nariz electrónica tiene diez sensores que detectan las moléculas que emiten los cultivos biológicos. Imagen: Astrium
Investigadores del CSIC han participado en el descubrimiento de un atajo metabólico en arqueas durante el invierno ártico. Este nuevo trabajo sugiere la importancia de preservar los ambientes marinos de las regiones polares, más sensibles a las consecuencias del cambio climático.
La sensación de riesgo de las presas influye en la descomposición de sus cuerpos cuando fallecen. Un equipo internacional de científicos demuestra que el papel que desempeña el predador modifica los procesos de regeneración del suelo de la misma forma que lo hacen los materiales derivados de las plantas.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Almería desarrolla una nueva tecnología para descontaminar las aguas residuales de origen industrial. La técnica se basa en el uso combinado de luz solar, membranas y fangos activos con microorganismos.
Es una apuesta de futuro, y no tan lejano. Por su capacidad de absorción de CO2 vinculada a la producción de biocombustibles, el cultivo de microalgas está cada vez más cerca de convertirse en una realidad superando con creces la productividad en aceite para biodiésel de la palma aceitera y otras plantas oleaginosas. Para Miguel García Guerrero, investigador del Instituto de Bioquímica Vegetal y Fotosíntesis de la Universidad de Sevilla y el CSIC, las algas tienen mucho que aportar a la economía global. Ha participado esta semana en la jornada 'Las Algas: Usos y Aplicaciones' organizada por la Fundación OESA.
Científicos de la Universidad de León, la Universidad de Salamanca y el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), trabajan en varios proyectos de investigación para desarrollar productos microbianos que mejoren la nutrición de las plantas y la defensa contra patógenos.
Investigadores del Centro de Astrobiología (CAB, INTA-CSIC) han identificado 30 nuevos genes en microorganismos de río Tinto (Huelva), un entorno muy ácido y con metales pesados. El hallazgo podría ser de interés en procesos de descontaminación, industriales o en biominería. Científicos del CAB también han partido esta semana para estudiar microorganismos en otro ambiente extremo de la Tierra: la Antártida.
Bajo el suelo de Río Tinto, en Huelva, un reactor de microorganismos parece estar detrás de la elevada acidez y las altas concentraciones de hierro que caracterizan a este río único en el mundo. Científicos del Centro de Astrobiología acaban de comenzar una campaña de perforación para saber quiénes son y cómo trabajan estas misteriosas bacterias subterráneas. Quizá guarden algún secreto del subsuelo de Marte.