Hace entre 1.000 y 2.000 millones de años, la concentración de nitrógeno en los océanos primitivos era más elevada de lo que se creía hasta ahora, lo que habría permitido la proliferación de organismos marinos durante la primera aparición de la multicelularidad y la vida eucariótica. Así lo confirma un nuevo estudio con participación de la Universidad Autónoma de Barcelona que ha utilizado modelos matemáticos a partir de datos reales del lago Kivu en la República Democrática del Congo para abrir una ventana al pasado primitivo de la Tierra.
Las plantas pueden crecer más rápido a medida que aumentan las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera, pero solo si tienen suficiente nitrógeno o si se asocian con hongos que las ayudan a conseguirlo, según una nueva investigación publicada en la revista Science, liderada por un español en Londres.
Científicos de la Universidad Carlos III de Madrid han analizado el proceso para fijar nitrógeno que utilizan las cianobacterias, microorganismos que producen gran contidad de oxígeno y convierten el nitrógeno en formas utilizables por otros seres vivos. Después, han creado un modelo matemático para ver cómo aparecen patrones en los filamentos de las cianobacterias, y han descubierto que aproximadamente una de cada diez células se dedica a fijar nitrógeno mientras el resto realizan la fotosíntesis.
Un equipo de científicos, entre los que se encuentran miembros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha identificado un tipo de RNA relacionado con la asimilación de nitrógeno en las cianobacterias, responsables de la producción de oxígeno.
El rover Curiosity en el punto de perforación John Klein, donde se tomaron algunas muestras. / NASA
El rover Curiosity de la NASA ha detectado por primera vez compuestos de nitrógeno en la superficie marciana. Este elemento, esencial para la vida en la Tierra, ha aparecido en forma de óxido nítrico, una fuente de nitrogeno bioquímicamente accesible y esencial para la habitabilidad del planeta rojo.
Una investigación liderada por la Universidad de Valencia revela el proceso por el cual las cucarachas en lugar de eliminar el ácido úrico lo reciclan para obtener nitrógeno.
El análisis de los isótopos estables del carbono, el nitrógeno y el azufre en las plumas es una técnica efectiva para reconstruir la dieta del águila perdicera durante el periodo de cría. Así se desprende de un artículo publicado en la revista The Ibis, firmado por investigadores de la Universidad de Barcelona con la colaboración de la Universidad de Exeter (Reino Unido).
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y del Reino Unido ha conseguido estimar la cantidad de amoniaco que libera a la atmósfera una colonia de casi 40.000 pingüinos y su efecto en ecosistemas cercanos. En concreto, 43 kg al día, una cantidad similar a la que emiten medio millón de pollos en una granja.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y de la Universidad de Wageningen (Países Bajos) han demostrado que elegir unas plantas u otras en los cultivos puede servir para regular las emisiones de óxido nitroso a la atmósfera. En un experimento observaron reducciones de hasta un 44% cuando se sembraron dos especies herbáceas en lugar de una sola.