La normativa de presencia de fármacos en alimentos de la Unión Europea trata de evitar que trazas de estos productos sanitarios se incorporen a la cadena alimentaria humana. Sin embargo, para su detección es necesario un equipamiento complejo, que algunos nuevos miembros no pueden alcanzar por sus limitaciones económicas. Un grupo de investigación de la Universidad de Burgos diseña nuevos métodos analíticos para solventar este obstáculo.