Un estudio de la Universidad de Barcelona (UB) ha analizado en qué partes de la cara se fija nuestro cerebro a la hora de reconocer rostros. Éste se adapta para sacar de cada cara la máxima información posible, y según el estudio, los datos clave para el reconocimiento están, en primer lugar, en los ojos, y después, en la forma de la boca y la nariz.