El lugar de un idioma en las redes lingüísticas globales contribuye a la visibilidad de sus hablantes y los contenidos culturales que producen, mucho más que la riqueza de su país. Investigadores de EEUU y Francia lo han demostrado estudiando la estructura idiomática de tres redes: Twitter, Wikipedia y libros traducidos en varios idiomas. Tras el inglés, destacan el español, el alemán, el francés, el ruso, el portugués y el chino.