Los buitres, aves carroñeras que se alimentan de animales muertos, pueden intoxicarse con la medicación que toma el ganado. En 2013, el Gobierno español autorizó el uso del diclofenaco, un antiinflamatorio para las reses que en la década de los 90 provocó la práctica extinción de algunas especies de buitres asiáticos. Un equipo de científicos propone esta semana un enfoque alternativo global para evitar el declive de los buitres de España.