Los paleontólogos necesitan saber con seguridad si por un yacimiento pasó una corriente de agua / Cindy Cornett.
El curso de un río puede mover los restos óseos de un yacimiento y, años más tarde, secarse, con los consiguientes interrogantes que se plantearán los arqueólogos después. Investigadores de la UNED y de la Universidad Complutense de Madrid han empleado métodos estadísticos para averiguar cuál es la mejor forma de saber si estos huesos han sufrido ‘una riada’.
Los restos óseos de pequeños animales hallados en lo que podría ser una hoguera neandertal en la cueva cántabra de El Esquilleu suponen un enigma para los científicos. Investigadores de la UNED y de la Universidad Complutense apuntan a que la especie ‘hiciera limpieza’ en la cueva quemando los restos de forma sistemática, para evitar infecciones, aunque también podrían servir como fuente combustible.
Una larva de insecto que vivió durante el cretácico, hace unos 110 millones de años, y que aparece recubierta de restos vegetales, es la evidencia de camuflaje en insectos más antigua conocida hasta ahora, según un artículo que publica la última edición de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). El trabajo se basa en el estudio de una pieza excepcional de ámbar descubierta en el año 2008 en el yacimiento de El Soplao (Cantabria), el más extenso y rico en ámbar de la era mesozoica en Europa.
Un grupo de investigadores españoles ha descubierto el primer resto óseo de Homo neanderthalensis del yacimiento de Jarama VI (Guadalajara). El fragmento corresponde al dedo pulgar del pie izquierdo de un adulto neandertal y presenta una mordedura de un pequeño animal, posiblemente de un zorro.
Svante Pääbo, considerado el padre de la Paleogenética por sus hallazgos sobre el genoma de los neandertales, visitó la semana pasada el Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC) para colaborar en el análisis de los restos de la Cueva del Mirón. Pääbo realizó personalmente la toma de muestras para intentar secuenciar el ADN de los restos humanos del enterramiento excavado en 2010 por un equipo internacional del IIIPC y la Universidad de Nuevo México (UNM) de EE UU.
Energía más eficiente a partir de restos de poda del olivo.
Las ruinas de una casa de 11.500 años de antigüedad, situada en Alaska central, escondían el esqueleto incinerado de un niño paleondígena de unos tres años. Así lo revela una investigación norteamericana que se publica hoy en Science y que arroja nuevos datos sobre este grupo de nómadas. Durante la excavación, los científicos contaron con la ayuda de líderes tribales indígenas.
Un equipo internacional de científicos, con participación española, ha identificado en la Cueva de La Fragua (Santoña, Cantabria) los restos fósiles de una foca monje, un mamífero marino que está en la actualidad en peligro de extinción y que se asocia a las aguas templadas del Mediterráneo o el Atlántico más tropical. Es la primera vez que se identifica esta especie en la Prehistoria de la Cornisa Cantábrica. El hueso ya forma parte de las colecciones del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria.
Los restos fósiles de roedores e insectívoros del yacimiento de la cueva de El Mirón (Cantabria) han permitido determinar las condiciones climáticas de este territorio desde el Pleistoceno final hasta la actualidad. En total, los investigadores han delimitado siete cambios climáticos: unas veces ha dominado el frío glacial y otras, el calor.