Svante Pääbo, considerado el padre de la Paleogenética por sus hallazgos sobre el genoma de los neandertales, visitó la semana pasada el Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC) para colaborar en el análisis de los restos de la Cueva del Mirón. Pääbo realizó personalmente la toma de muestras para intentar secuenciar el ADN de los restos humanos del enterramiento excavado en 2010 por un equipo internacional del IIIPC y la Universidad de Nuevo México (UNM) de EE UU.
Ante las dificultades administrativas encontradas para poder trasladar a Leipzig (Alemania) algunos fragmentos de hueso para la toma de muestras en la sala limpia del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, el propio investigador decidió venir a Santander a efectuar la tarea, dado el interés que ofrecen los restos. Con el fin de minimizar el riesgo de contaminación se utilizó un laboratorio del Servicio de Estabulación y Experimentación Animal (SEEA) de la UC, con garantías suficientes de limpieza y reducida posibilidad de contaminación con ADN humano reciente, ya que en ellos se trabaja con animales.
Los directores de la excavación, los profesores Manuel González Morales, de la UC, y Lawrence G. Straus, de la UNM, participaron en una primera sesión para seleccionar los fragmentos de hueso a muestrear entre la colección ya obtenida en las excavaciones. En esta tarea colaboró además el doctor José Miguel Carretero, profesor de Paleontología de la Universidad de Burgos y miembro del equipo de investigación de Atapuerca, que va a dirigir el trabajo de estudio anatómico de los huesos del enterramiento del Mirón.
Técnicas de análisis
A las piezas seleccionadas se les realizó una tomografía axial computerizada (TAC) de alta resolución en el laboratorio de la Universidad de Burgos, para tenerlas totalmente documentadas. En una segunda jornada, el doctor Pääbo efectuó la toma de muestras en el SEEA.
Este muestreo, que supone extraer una cantidad de unos 400 miligramos de cada pieza, servirá para intentar recuperar restos de ADN y también para realizar análisis de isótopos estables. Estos últimos permiten conocer los detalles del tipo de alimentación que tuvo en vida el individuo, posibles movimientos migratorios (a través de isótopos de estroncio) y la fecha precisa de los mismos a través del carbono-14 mediante ultrafiltración, una técnica especializada que efectuará el laboratorio de la Universidad de Oxford (Reino Unido).
Las dataciones preliminares de los depósitos relacionados con el enterramiento de la Cueva del Mirón indican para él una fecha de entre 18.000 y 19.000 años atrás (en años reales de calendario), en tiempos del Magdaleniense Inferior. De verificarse definitivamente con la datación directa de los huesos, se confirmaría que se trata del único enterramiento de época magdaleniense en la Península Ibérica.
El doctor Svante Pääbo, director del departamento de Genética del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, visitó también las excavaciones actualmente en curso en la Cueva del Mirón, para conocer de primera mano las condiciones del lugar del hallazgo de los restos y las características del yacimiento.
Los fragmentos de Teodomiro de Iria Flavia, cuya existencia fue cuestionada hasta la segunda mitad del siglo XX, han sido verificados por un equipo internacional usando tecnologías avanzadas como el carbono 14. Este hallazgo resuelve la controversia científica, aunque no pone fin al debate religioso o político.
El descubrimiento realizado durante la campaña de excavación en una casa lujosa cercana al anfiteatro de Mérida refuerza la hipótesis de que hace al menos 18 siglos la domus pudo haber funcionado como una hospedería, similar a este tipo de alojamientos de la época en Pompeya.
