La producción y secreción de vitamina B2 o riboflavina y algunos de sus derivados por las raíces de algunas especies vegetales facilita la toma de hierro y, por tanto, su adaptación a ambientes pobres en este nutriente. Esta es una de las principales conclusiones publicadas en la revista New Phytologist a las que ha llegado un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. El trabajo podría posibilitar que la fertilización con hierro sea más competitiva y respetuosa con el medio ambiente.
Investigadores de la Universidad de Salamanca han diseñado y patentado cepas del hongo Ashbya gossypii para que acumulen grandes cantidades de aceite. Después, se puede obtener de este aceite un producto muy valioso para la industria alimentaria: ácidos omega-3.