Los rituales funerarios en la antigua ciudad de Chichén Itzá eran principalmente con niños varones de comunidades cercanas. Así lo revela el estudio genético de 64 individuos ejecutados durante un período de 500 años.
Un estudio publicado hoy en la revista Nature contradice la teoría de que las deidades moralizantes fueron una condición indispensable para la evolución de sociedades complejas. El trabajo ha sido posible gracias al análisis de grandes cantidades de datos antropológicos.