Investigadores del CSIC han desarrollado sensores químicos y un dispositivo electrónico portátil que permiten medir la acidez ambiental. Es el primer sistema que permite controlar el pH en fase gaseosa, algo hasta ahora imposible, y puede hallar aplicación en instalaciones donde se conservan bienes culturales de interés artístico e histórico del Patrimonio, así como para el control de ambientes en la industria.