Los expertos aseguran que el sistema de siembra directa, por el que se deposita el grano a pocos milímetros de la superficie en vez de utilizar un arado, proporciona una serie de beneficios al terreno que no aporta el sistema convencional. “Al no remover el suelo, no se cambia su estructura, por lo que se matiene, por ejemplo, la composición de limos”, describe Pedro Manuel Díaz, profesor de la Universidad Católica de Ávila (UCAV).
La dependencia al petróleo que sufren los agricultores aumenta cada día por el uso de maquinaría pesada y la propia composición de ciertos fertilizantes. Pero existen prácticas agrícolas más rentables y sostenibles. Todavía desconocida para mucha gente, la agricultura de conservación podría ser una solución que diversifica las técnicas para un mejor uso del suelo.