Georges Haddad, director de Educación Superior de la UNESCO

“El error de la Universidad ha sido creer que la economía no tenía límites”

Georges Haddad, director de la División de Educación Superior de la UNESCO, reflexiona en esta entrevista sobre el papel social de la Universidad y su responsabilidad ante la crisis actual. Son algunos de los temas que centran la jornada “Responsabilidad social de la Educación Superior”, que se celebra hoy en la Universidad de La Rioja (UR).

George Haddad. UR
Georges Haddad.

¿Sabe la Universidad formar líderes, personas capaces de hacer frente a las situaciones de cambio, de crisis como la actual o ha fallado en este sentido?

El papel de la Universidad es formar personas capaces no sólo de adaptarse, sino de responder a los problemas del mundo, de evolucionar en función a las dificultades que encuentra. No se podría decir que la Universidad no ha hecho bien su trabajo; las responsabilidades son más amplias, sobre todo de tipo político. El sector de la economía, que ha evolucionado de manera peligrosa, según mi punto de vista, no ha sido suficientemente comprendido y acompañado por los responsables políticos.

El error de la Universidad ha sido creer que la economía no tenía límites, que este globo económico se podía inflar sin dificultad y que no habría límites a ese crecimiento económico. Y la Universidad entró en esta ideología. Pero todo el mundo, no sólo la Universidad sino también los responsables de la sociedad, siguieron este mismo camino.

¿Bolonia puede paliar o ayudar a solucionar esta deficiencia?

A menudo se le pide a la Universidad cumplir funciones que no están en el centro de su misión. El papel de la Universidad es formar ciudadanas y ciudadanos responsables, con espíritu crítico y con capacidad de adaptarse y de evolucionar en función de las necesidades y dinámicas socioeconómicas. No debe aportar respuestas que son políticas, que son competencias de los políticos.

Se le pide además que se adapte al mercado, que responda a sus demandas...

La Universidad tiene que adaptarse, pero tiene también que preservar el corazón de su misión, que es una misión de investigación, de creación y transmisión del saber y de evaluación de los saberes.

La Universidad no tiene, aunque las tendencias vayan en ese sentido, la misión de formar profesionales. Su misión es, sobre todo, formar personas con capacidad de evolucionar a lo largo de toda la vida y de situarse frente a los problemas de la sociedad. Se le pide a la Universidad hoy cosas que no forman parte del contrato social entre sociedad y Universidad. Es muy fácil, en ese sentido, echar la responsabilidad a la Universidad de los fracasos políticos y económicos.

En el terreno del desarrollo sostenible y de la cooperación universitaria al desarrollo, ¿no se está tratando, de nuevo, de exportar al Sur un modelo propio del Norte?

Existe lo que es sostenible desde el punto de vista del Norte y lo que es sostenible desde el punto de vista del Sur, y es esencial comprender la diversidad de los problemas económicos, políticos y humanitarios. Es necesario que el hemisferio norte comprenda que su visión de desarrollo sostenible debe situarse con respecto a las necesidades y desafíos de los países en desarrollo.

Pero continuamos hablando de desarrollo, de crecimiento, cuando decíamos que es un error creer en el crecimiento ilimitado. ¿Es hora de hablar de decrecimiento?

La aventura humana siempre ha buscado posicionarse hacia lo mejor. Y construir una sociedad del saber no puede ser en una situación de decrecimiento. La perspectiva ha de ser de crecimiento, pero integrando parámetros que varían con el tiempo. Lo que se pensaba que era crecimiento hace 50 años debe ser repensado hoy en día. La palabra desarrollo puede decir todo o nada, pero la aventura humana se orienta siempre al crecimiento.

Fuente: Universidad de La Rioja
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