Entrevista a Alexander Fidora, doctor en Filosofía profesor de investigación en ICREA y la UAB

“En la Edad Media se asientan las bases de pluralidad e integración del espíritu europeo”

El proyecto Latin Philosophy into Hebrew. Intercultural Networks in 13th and 14th century Europe que Alexander Fidora dirige en la Universidad Autónoma de Barcelona llena el vacío académico que hay en la transmisión cultural de textos cristianos-latinos y hebreos, así como la influencia que ésta ha tenido en la formación de una identidad filosófica y cultural europea.

“En la Edad Media se asientan las bases de pluralidad e integración del espíritu europeo”
Alexander Fidora.

La incidencia de autores latinos, como Tomás de Aquino o Ramón Llull en el pensamiento y la filosofía hebrea es un hecho bien conocido desde hace tiempo. Pero también es cierto que esta línea de pensamiento no cuenta con una tradición similar al de otras como el intercambio árabe-latino.

Para el alemán Alexander Fidora (Offenbach, 1975) “la transmisión del saber escolástico al mundo judío en idioma hebreo ha estado, hasta ahora, a la sombra de otros procesos de transmisión, sobre todo el de la cultura árabe al mundo latino”. En la España medieval, y más concretamente en la alta edad media (siglos XIII y XIV), los árabes y los judíos convivían con los cristianos, por lo que “hay dos procesos de transmisión”, reconoce Fidora, “y se le ha dado prioridad a uno de ellos frente al otro”.

El investigador reconoce, no obstante que “la recepción del pensamiento árabe en Europa fue decisiva en muchos campos, desde la filosofía a la medicina, pero hay un segundo proceso de transmisión que se ha ido descubriendo paulatinamente y merece ser estudiado a fondo”. Una de las principales causas de ese retraso se achaca a que la situación de las fuentes es más complicada.

Por eso, en el proyecto Latin Philosophy into Hebrew. Intercultural Networks in 13th and 14th century Europe, que ha financiado el Consejo Europeo de Investigación (ERC por sus siglas en inglés), Fidora ha trabajado con Yossef Schwartz, un experto en filosofía medieval hebrea de la Universidad de Tel Aviv, y con Harvey Hames, de la Universidad Ben Gurion.

Ahora el grupo está elaborando ediciones bilingües de textos hebreos de referencia, como Retribuciones del Alma de Hillel de Verona (1220-1295). Para Fidora, este autor de finales del siglo XIII es “el primer pensador judío que se refiere en sus obras a autores latino-cristianos como Tomás de Aquino o Alberto Magno, y además los relaciona con sus propias fuentes y con su propia tradición”.

Hillel de Verona es, para el investigador hispano-alemán “uno de los grandes representantes de esta escolástica hebrea, pero hay otros más tardíos o relacionados con el país, como el traductor del Ars Brevis de Ramón Llull”. La obra del pensador mallorquín también fue traducida al hebreo, lo que lleva a Fidora a afirmar que “en España encontramos muchísimos lugares donde hubo un gran interés por parte de las comunidades judías y donde se hicieron traducciones latinas de textos filosóficos medievales”.

Barcelona, cuna de tesoros históricos

Fidora, alemán de madre catalana, habla de Barcelona como una ciudad de “gran tradición, tanto de estudios árabes como de estudios semíticos”. Gracias al trabajo de lingüistas expertos en la tradición del árabe y el hebreo como Millás Vallicrosa, su proyecto de investigación trata de “activar esta línea de investigación del pensamiento, que no se ha perdido porque hay un legado importante, pero que quizá habría que volver a potenciar en cierta manera”.

En la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), institución célebre, entre otras cosas, por la enseñanza de las humanidades, se encuentra desde hace años el Instituto de Estudios Medievales.

Hace algunos años, después comenzar a dar clases en Alemania, donde ya trabajaba temas de filosofía medieval hispánica, Alexander Fidora se trasladó a Barcelona, a la Institució Catalana de Recerca y Estudis Avançats (ICREA), “uno de los organismos que han hecho posibles que en España haya más incorporación de personal extranjero”.

El investigador reconoce que España está en un momento en que se está haciendo mucho para abrir el mundo académico al exterior. “Sobre todo hay que implementar mecanismos para retirar el montón de pasos burocráticos necesarios para entrar en una universidad española, lo cual es muy importante para el Espacio Europeo de Investigación”.

Los estudios de humanidades en el siglo XXI parecen, según los expertos, abocados a la transversalidad de los contenidos y a la movilidad internacional de los investigadores. El proyecto Latin to Hebrew sigue, para su coordinador, “exactamente” esas líneas, ya que reúne a investigadores de filología latina, filología hebrea, y de historia de la filosofía: “Tenemos transversalidad y también internacionalismo, con dos investigadores israelíes y uno brasileño”.

Sin embargo, Alexander Fidora cree que las exigencias de transversalidad no están ahora mismo acompañadas de un marco institucional que las ampare: “Aún estamos en situaciones que piden interdisciplinariedad, pero después sólo se evalúan desde una especialidad. Todavía no existen las evaluaciones transversales, por lo que si eres demasiado transversal te puede ocurrir como en el juego de las sillas, que te quedes entre dos sillas y no tengas sitio”, asegura el experto.

El experto cree que iniciativas como las becas del ERC motivan y ayudan a poner en marcha proyectos así.

Domingo Gundisalvo y la división científica

Otro foco de interés del grupo es la Escuela de Traductores de Toledo, y en particular, el programa cultural que representa: “¿Por qué se traducen esos textos y no otros, y cómo inciden en la formación de un espacio intelectual europeo?”, se pregunta el experto, ya que “muchos traductores tenían co-traductores judíos, y ese conjunto fue produciendo un programa cultural que hoy es parte de la identidad europea”.

Domingo Gundisalvo fue un traductor de la Escuela de Traductores de Toledo. Para Fidora, “el más interesante”, aunque no fuera el más productivo. Otros como Gerardo de Cremona le superan, pero atención, Gundisalvo traduce y escribe a la vez sus propias obras. Es el primer intérprete de sus traducciones, y ahí podemos ver porqué traduce estas obras: las comenta, trabaja con ellas y manifiesta claramente cuál es el interés, y una de sus grandes líneas es la división de la ciencia, los criterios para discernir qué es conocimiento científico, establecer una división del cosmos de las diferentes ciencias y qué lugar tienen en ese cosmos la religión y la teología”.

Para este doctor en filosofía, ésa era “una de las grandes preguntas del momento, y Gundisalvo reflexiona sobre esto con textos que a su vez provienen de otras culturas y tradiciones religiosas. Él traduce estos textos y luego se pregunta cómo se organiza el saber humano”.

¿Fue esa interacción un germen para la convivencia europea? Para Alexander Fidora, “en la Edad Media se asientan las bases del discurso plural e integrador que alimenta el espíritu europeo, pues una parte de su identidad se constituye ahí: diversas culturas que trabajan juntas, con un denominador común de inteligencia y de cooperación”.

Ramón Llull, el Dante catalán

Recientemente, culminó -junto con Josep Enric Rubio de la Universidad de Valencia- Raimundus Lullus. An introduction to his Life, Works and Thought, el primer estudio global sobre el filósofo Ramon Llull. La obra, que cuenta con la colaboración de investigadores de España, Francia y Alemania, ha supuesto cinco años de trabajo.

Ramón Llull, además del Dante del catalán, tiene muchos otros epítetos: Ramón el Loco, el de la barba florecida, el precursor de la moderna informática… Sin embargo, “Él es, en primer lugar, un gran filósofo y un gran teólogo; sus descubrimientos lógicos son muy importantes e introducen ciertas tendencias en la lógica moderna, contemporánea, del siglo XIX”, explica el investigador. El filósofo mallorquín definió por ejemplo al hombre como “el animal que hominiza”, un neologismo, argumenta Fidora.

Fuente: SINC
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