En julio de 2008 el ingeniero Fernando Sánchez estrenó el cargo de director de la Escuela Superior de Enseñanzas Técnicas de la Universidad CEU Cardenal Herrera. Uno de sus primeros objetivos fue crear grupos estables de I+D+i en la Universidad. Para ello, inscribió el centro en dos prestigiosos concursos internacionales que están llevando al límite tanto a alumnos como a profesores en la carrera para diseñar la casa y el coche energéticamente más eficientes.
¿Cuáles son sus principales retos como director de la Escuela?
En cuanto a la rama docente, la prioridad es la adaptación de los estudios de Arquitectura, Ingeniería de Diseño Industrial e Ingeniería Informática al proceso de Bolonia. Este cambio incluye la asimilación de nuevas metodologías de enseñanza, nuevos planes de estudio y una estructuración universitaria diferente. Nuestra intención es vincular los nuevos grados a las empresas, es decir, abrir las puertas de la Universidad buscando una relación más potente con el sector privado, a través de seminarios con ponentes externos, todo ello sin perder de vista los formatos más clásicos de clases magistrales y trabajo en laboratorio.
En cuanto a la rama investigadora, tenemos que impulsar esta área en la Universidad porque no queremos quedarnos atrás. Debemos tener en cuenta que los grados que impartimos en la Escuela son titulaciones orientadas a crear buenos profesionales por lo que la parcela de investigación básica hasta ahora ha sido más débil. Por ello, mi intención es impulsar el lanzamiento de posgrados, programas de doctorados, y grupos de investigación estables. Una de las maneras que hemos encontrado para alcanzar este propósito es la participación en el Solar Decathlon Europe.
Han presentado recientemente el proyecto en la Feria Cevisama.
En la Feria se mostró uno de los módulos de la casa solar. Estamos actualmente completando la vivienda sostenible porque la montamos del 7 al 17 de junio en Madrid, en la Villa Solar, y se celebra la competición la semana siguiente. Este es el primer año que se celebra en Europa y estamos entre los veinte centros seleccionados. El certamen está organizado por el Ministerio de Vivienda español y el Ministerio de la Energía estadounidense y consiste básicamente en un concurso universitario para desarrollar una vivienda que funcione íntegramente con energía solar y que cumpla unos requisitos relacionados con el uso eficiente de la energía. En nuestro caso, los alumnos de Arquitectura están desarrollando el proyecto de la casa, los de Diseño Industrial el diseño de los interiores, y los de Informática colaboran en el apartado tecnológico con sistemas de control energético.
De modo que ha logrado involucrar a toda la escuela, alumnos y profesores.
Incorporar a tantos alumnos ha implicado mayores tareas de coordinación pero queríamos maximizar el beneficio de participar en una competición tan exigente. Durante sus estudios, generalmente un alumno de Arquitectura no pasa de unos planos y una maqueta que no llegan a materializarse. En cambio, aquí se construye una casa a escala real que ha de demostrar ser eficiente en las diez pruebas puntuables como la estética de la vivienda, las soluciones constructivas, viabilidad en el mercado, comunicación social del proyecto, balance energético, etc.
Hemos logrado movilizar grupos de I+D+i bajo unas premisas nobles. Anteriormente, se miraba por los costes, la funcionalidad o la estética de la vivienda pero se está imponiendo progresivamente un cambio de prioridades hacia el respecto medioambiental y la eficiencia energética. A la vez, estas temáticas están muy vinculadas con el mercado laboral, por lo que los alumnos saldrán con una sensibilización y especialización que son valores añadidos muy valorados. Conceptos como la circulación óptima del aire, la orientación de la casa, la eficiencia energética o los sistemas de aislamiento, en el futuro van a ser criterios prioritarios y desde la Universidad ya estamos trabajando en ellos al más alto nivel.
El proyecto es además una gran oportunidad para el desarrollo profesional de los alumnos porque han trabajado codo con codo con empresas.
Se ha conjugado investigación y desarrollo de aplicaciones de bajísimo consumo energético a partir de tecnologías existentes. Por lo tanto, el proyecto es una iniciativa muy completa y aplicada y exige un alto nivel de compromiso y competitividad por parte de los estudiantes que luchan por captar más energía que los demás participantes o por tener un sistema de climatización de mayor rendimiento.
Hemos trabajado para crear productos que no existen en el mercado como un horno térmico que funciona con un colector termosolar de altísimo rendimiento desarrollado por la empresa valenciana SRB Energy. De manera que no consume energía eléctrica. También es novedoso nuestro sistema de climatización basada en frío solar y que tiene un gasto energético un 90% inferior al habitual. Otro de nuestros puntos fuertes es el estudio de viabilidad en el mercado basado en la estructura modular de la vivienda.
¿Ya se vislumbran nuevos proyectos con estas empresas?
Hemos iniciado con ellas unas líneas de actuación que van más allá de la competición porque van a seguir los grupos de trabajando en desarrollar aplicaciones nuevas. De hecho estamos planteando colaboraciones más allá de 2011 y que acabarán en investigaciones, demostradores y aplicaciones.
También bajo su dirección ha entrado la UCH-CEU en el concurso European Shell Eco-Marathon.
Participan universidades de todo el mundo que compiten por diseñar el coche más eficiente y que recorra el mayor kilometraje con una unidad de combustible, siguiendo unas normas técnicas muy estrictas. Hay diferentes categorías dependiendo del concepto de coche: un utilitario pequeño o un prototipo, y del combustible: gasolina, diesel, hidrógeno. Nosotros vamos en la categoría prototipo y, como novedad, somos la primera universidad española en llevar un coche de hidrógeno. La competición se celebra del 5 al 7 de mayo en Alemania y nos encontramos actualmente probando los sistemas y en breve mostraremos la carrocería de fibra de carbono.
También llevamos un grupo numeroso de alumnos y colaboramos con empresas del sector, así que, aunque aspiramos a hacer buena marca, el principal objetivo ha sido crear un grupo de trabajo potente que se forme en estos temas y que genere nuevo conocimiento. Nos interesa especialmente potenciar la línea del hidrógeno porque, aunque lo aplicamos ahora sobre un medio de transporte, podemos extrapolar el sistema e incorporarlo en el futuro a la edificación, en concreto a la casa piloto que hemos diseñado y que nos servirá de laboratorio de prácticas. Pero también tenemos equipos especialistas en carrocería, en telemetría – que estudia la información que transmite el coche hasta la base –, y accionamientos (direcciones, ruedas…), entre otros.
Además dirige un proyecto nacional relacionado con la fabricación avanzada de composites. ¿En qué consiste exactamente?
Estoy convencido de que todo docente universitario tiene que tener consolidada una parcela de investigación. Mi línea de investigación es el estudio de composites, materiales compuestos donde mezclamos, por ejemplo, fibra de carbono y resina de epoxy. Estos materiales tienen un alto rendimiento y bajo peso y se emplean en los cascos de los barcos y en las carrocerías de coches de competición. Dentro del campo de las resinas, me dedico a la definición de estrategias de llenado de moldes con estos materiales que son difíciles de tratar porque tienes poco tiempo para impregnar el tejido con la resina líquida porque rápidamente se vuelve rígida y pueden aparecer poros o zonas secas.
Nos dedicamos en concreto a diseñar una estrategia de llenado mediante técnicas de visión artificial. Esto es, monitorizamos el proceso mediante un sistema automático: hay una cámara que ve cómo se empapa la tela y, en cuanto detecta algún error, modifica las condiciones del proceso. Nos encontramos en el último año del proyecto y hemos solicitado ahora al Ministerio su renovación. Esta línea de trabajo fue uno de los motivos por los cuales decidimos participar en la Shell Eco-Marathon, para poder llevar esta investigación a la práctica. De modo que los llenados de molde de nuestro vehículo se han realizado con las técnicas surgidas del proyecto nacional. El próximo paso es encontrar nuevas tecnologías para desarrollar este tipo de materiales. Es una temática con un gran potencial porque los sectores industriales interesados, principalmente la automoción, la aeronáutica y la náutica, son muy dinámicos, persiguen constantes innovaciones y, por tanto, invierten mucho en I+D. Mi objetivo es consolidar el grupo de investigación en composites. De momento, en estos dos primeros años, se ha leído una tesis doctoral y hay otras tres en marcha.